"Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mi" (Gal. 2, 19-20)

viernes, 5 de julio de 2019

Oración por las vocaciones


Buenos días, Señor. Te amo.

Hoy es mi día de oración por las vocaciones y no quiero olvidarme de ellos en mi meditación diaria. Pero cuando pensamos en las vocaciones, inmediatamente nos vienen a la cabeza los seminaristas, Señor. Las vocaciones al Orden Sacerdotal son importantísimas, porque sin sacerdotes no hay Eucaristía ni ningún sacramento. Ellos son los que nos acercan a Ti y nos reconcilian contigo, ellos son los que interceden por nosotros ante Ti. Por ello te pido, Señor, que mandes obreros a tu mies, pero no cualquier obrero: mándanos sacerdotes santos cuya vida sea un fiel reflejo de la Tuya, sacerdotes que estén dispuestos a sacrificarse y a abandonar su "yo" particular para revestirse de Ti. Mira, Señor, todo lo que está sufriendo tu Iglesia por culpa de unos pocos falsos apóstoles y no permitas que vuelva a ocurrir. "Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad". Bendícela con seminaristas, diáconos, sacerdotes, obispos, cardenales y papas santos. Asístelos en sus ministerios porque su vocación es un don que les sobrepasa y nada podrían sin Ti. No permitas que se sientan abandonados ni solos, porque Tú estás con ellos. Y que tus siervos, Señor, seamos instrumentos tuyos para mostrar al mundo tu Amor y Fidelidad, especialmente con tus ungidos. Que los acompañemos, los consolemos y asistamos en las dificultades.

Pero también hay otras vocaciones que requieren nuestra oración. Me refiero a todos aquellos religiosos y consagrados que cambian cada día el mundo con su oración y entrega. Me refiero también a los padres de familia que hacen su (o Tu) apostolado en su (o Tu) iglesia doméstica. Su labor no es menos importante y es también muy difícil. No los dejes solos: acompáñalos, llévalos de la mano para que su acción sea Tu acción, su obra Tu obra y su apostolado Tu apostolado.

miércoles, 10 de abril de 2019

Yo te miro, Señor



Yo Te miro, Señor,
como Te he mirado tantas veces,
sin apenas fijarme.
Pero hoy Te he descubierto en mi vida.

Contemplando Tus llagas
me sumerjo profundo en Tu silencio,
en Tu mirada amante,
en mi nada infinita, en mi mentira.

En mi nada, que es todo,
y todo Tú me das cuando me abrazas
y das por mi la vida,
y Tu misericordia me redime...

Yo soy nada y soy todo,
pues pagaste por mí a precio de oro,
a precio de la vida
que dejaste pendiendo de un madero.

Soy todo porque Tú
me amas y con Tu Amor me valorizas,
y en Tus manos me creas
y recreas Tu imagen en la mía.